Hasta siempre Sergio
Si Eratóstenes hubiera conocido a Sergio Chifflet, se hubieran hecho amigos de inmediato. Y lo mismo pasaría con otros como Magallanes, Cook, o Amundsen, por nombrar unos cuantos.
El amor y la pasión de Sergio por la navegación y todo lo relacionado con la geografía y física de nuestro hermoso planeta no tenían igual. Su dedicación para recopilar información y divulgarla de manera clara y bien organizada siempre nos admiraron, al igual que su prudencia, su caballerosidad y su inagotable paciencia; era un hombre ejemplar.
Siempre dijimos que Sergio era la mejor versión de todos los que lo conocimos compartiendo grupos y foros.
Un tipo íntegro, noble y por sobre todo sumamente educado, con un bagaje cultural y científico difícil de encontrar hoy en día, por su avidez de conocimiento, su generosidad para compartirlo con los demás, su gran sentido del humor y en particular por la gran lucha que plantó contra la estupidez y la sinrazón.
En los pocos años que compartimos esas plataformas, nunca dejamos de aprender algo de él, y ése es el mejor legado que alguien te puede dejar. Se le va a extrañar.
Todos somos mejores por haberlo conocido.
Ahí quedan sus espacios y grupos como "Premios Eratóstenes", su gran blog de historia "El Kronoscopio", el "Museo de la Ignorancia y la Estupidez" y "Refutando la Tierra Plana" que siempre permanecerán como el escalón insalvable para la irracional secta terraplanista y para todos esos charlatanes que venden sus delirios y sus estafas a cualquier incauto.
Nunca buscó recibir ningún tipo de remuneración económica.
Su satisfacción y pago era el agradecimiento o felicitación por parte de sus lectores, de todos nosotros y de los miles y miles que han leído sus entradas y artículos, y que lo seguirán haciendo.
Su cruzada contra la ignorancia y la estupidez derrumbó los muros helados de los más intransigentes charlatanes y feligreses. Su pasión por el saber puso de rodillas a la oscuridad del mito y los bulos.
Fue un navegante del océano infinito del conocimiento, la ciencia, la perseverancia, la gracia, la humildad y la nobleza.
Sergio ahora seguirá otro derrotero hacia el puerto de la inmensidad, a la lejanía, a donde el tiempo no cuenta… A la eternidad.
El escepticismo científico pierde una gran pluma y una sonora voz contra la sinrazón, pero nos queda el ejemplo.
La vida de Sergio Chifflet se apaga en el justo momento, como una última ironía, una especie de bofetada final a un “movimiento” del que no quedan más que las cenizas. Su misión fue cumplida con total y absoluto éxito y su legado persistirá por siempre.
Gracias por todo eso y por haber sido siempre un ejemplo de comportamiento y ecuanimidad.
Somos lo que nuestros actos y nuestras palabras dicen de nosotros. Por eso, aún no habiendo conocido en persona a Sergio Chifflet, sabemos bien quién era. Un erudito autodidacta, un ciudadano preocupado por el auge de la estupidez, un inteligente y amenísimo divulgador, un hombre caballeroso y educado y un divertidísimo creador de contenidos que nos regaló muchas horas de fino humor.
Como dijo él mismo alguna vez
“Peleo contra la pobreza argumental y la falta de educación”.
Todas esas cosas ha dejado tras de sí.
Es su magnífico legado y lo que nos impedirá olvidarle.
Gracias querido Sergio
* Estas palabras fueron escritas entre todos los que tuvimos la suerte de compartir con Sergio tantas y tantas horas de charlas, escritos, reuniones en foros, grupos y telefónicamente.