Prueba 119 - Se afirma que los otros planetas son esferas y así, por tanto, la Tierra también debe ser una esfera. En primer lugar, la Tierra es un "plano" (plane) y no un "planeta"(planet), por lo que la forma de estos "planetas" en el cielo no tienen nada que ver con la forma de la Tierra de bajo nuestros pies. En segundo lugar, estos "planetas" se las conocen desde hace miles de años en todo el mundo como "estrellas errantes", ya que se diferencian de las otras estrellas fijas sólo en sus movimientos relativos. Cuando se mira con un ojo a simple vista sin prejuicios o a través de un telescopio, las estrellas fijas y errantes aparecen como discos luminosos de luz, y no tierra firme esférica. Las fotos y videos mostrados por la NASA de planetas esféricos terra firma son claramente imágenes falsas generadas por ordenador (CGI), y no fotografías.
Prueba 121 - Cuando se observa el Sol y la Luna se ven dos círculos equidistantes del mismo tamaño trazando caminos similares a velocidades similares sobre el plano, inmóvil de la Tierra. Sin embargo, los "expertos" de la NASA afirman que tu sentido común y experiencia cotidiana son falsos en todos los aspectos! Para empezar, dicen que la Tierra no es plana sino una gran pelota; No es estacionaria sino que gira alrededor del Sol a 19 millas por segundo; dicen que el Sol no gira alrededor de la Tierra tal y como lo percibimos, sino que es la Tierra la que gira alrededor del Sol; la Luna, por el contrario, gira alrededor de la Tierra, aunque no de Este a Oeste como aparece, si no de Oeste a Este; dicen también que el Sol es en realidad 400 veces más grande que la Luna y 400 veces más lejano! Se puede ver a simple vista que son del mismo tamaño y se encuentran a la misma distancia, se puede ver que la Tierra es plana, se puede sentir que la Tierra no se mueve, pero de acuerdo con el evangelio de la astronomía moderna, tu estás equivocado y eres un simplón digno de burla interminable si te atreves a confiar en tus propios ojos, sentidos y experiencia. |
Refutaciones:
Afirma Dubay en su Prueba 119 que los planetas "se diferencian de las otras estrellas fijas sólo en sus movimientos relativos"? Falso. Hay varias diferencias:
Y estas son sólo las más evidentes. Por cierto, éstos son todas las observaciones que cada uno puede hacer en su propio patio trasero. El Sr. Dubay claramente nunca ha mirado a través de un telescopio instalado y montado. Incluso con un pequeño telescopio se puede observar el detalle suficiente en Júpiter para verlo completar una rotación completa durante una noche (10 horas para una rotación). hay miles de vídeos de aficionados a la astronomía utilizando equipos muy básicos que muestran los detalles suficientes sobre los planetas para poder ver eso.
Pero los terraplanistas rechazan sistemáticamente cualquier imagen que se les ofrezca. Fotos? Falsas; videos? Falsos... para ellos TODO es una mentira. No solo no hacen el esfuerzo de comprobarlo por ellos mismos, sino que ignoran olímpicamente cuanta evidencia se les ofrezca. No importa que estas observaciones las hayan hecho miles de personas a través de varios siglos. Seguirán afirmando que todo es parte de una gran conspiración de la NASA
La Prueba 120 llega al absurdo de pretender demostrar la planicie terrestre apoyándose en la etimología de la palabra "planeta".
Etimológicamente, la palabra "planeta" proviene del latín planeta, que a su vez deriva del griego πλανήτης ('planētēs' "vagabundo, errante"). Esto se debe a que en la antigüedad, siguiendo la teoría geocéntrica de Ptolomeo, se creía que en torno a la Tierra, la cual era considerada el centro del cosmos, giraban el Sol y las cinco errantes o los cinco planetas errantes (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno), llamadas así por obstinarse a desobedecer la ley del círculo. Es decir, se les consideraba "errantes" debido a que, aparentemente y a simple vista, no trazaban ningún círculo alrededor de la Tierra, a diferencia del Sol.
Prueba 121: El tamaño aparente de un objeto no es su tamaño real. Con un sextante, sólo se puede medir el diámetro angular de un objeto. No tiene nada que ver con su verdadero tamaño. Las distancias se han medido sobradamente.
Basándose en el diámetro de la Tierra calculado por Eratóstenes, Hiparco de Nicea, aproximadamente 150 años a. de J.C., calculó la distancia Tierra-Luna. Utilizó un método sugerido un siglo antes por Aristarco de Samos, el más osado de los astrónomos griegos, los cuales habían supuesto ya que los eclipses lunares eran debidos a que la Tierra se interponía entre el Sol y la Luna. Aristarco descubrió que la curva de la sombra de la Tierra al cruzar por delante de la Luna indicaba los tamaños relativos de la Tierra y la Luna. A partir de esto, los métodos geométricos ofrecían una forma para calcular la distancia a que se hallaba la Luna, en función del diámetro de la Tierra. Hiparco, repitiendo este trabajo, calculó que la distancia de la Luna a la Tierra era 30 veces el diámetro de ésta. Tomando la cifra de Eratóstenes, o sea, 12.000 km, para el diámetro de la Tierra, esto significa que la Luna debía de hallarse a unos 384.000 km de la Tierra. Este cálculo resultó ser bastante correcto
Aristarco realizó también un heroico intento por determinar la distancia Tierra-Sol. El método geométrico que usó era absolutamente correcto en teoría, pero implicaba la medida de diferencias tan pequeñas en los ángulos que, sin el uso de los instrumentos modernos, resultó ineficaz para proporcionar un valor aceptable. Según esta medición, el Sol se hallaba unas 20 veces más alejado de nosotros que la Luna (cuando, en realidad, lo está unas 400 veces más). En lo tocante al tamaño del Sol, Aristarco dedujo, aunque sus cifras fueron también erróneas- que dicho tamaño debía de ser, por lo menos, unas 7 veces mayor que el de la Tierra, señalando a continuación que era ilógico suponer que el Sol, de tan grandes dimensiones, girase en tomo a nuestra pequeña Tierra, por lo cual decidió, al fin, que nuestro planeta giraba en tomo al Sol.
En 1650 (mucho antes de que existiera la NASA), el astrónomo belga Godefroy Wendelin, repitiendo las observaciones de Aristarco con instrumentos más exactos, llegó a la conclusión que el Sol no se encontraba a una distancia 20 veces superior a la de la Luna (lo cual equivaldría a unos 8 millones de kilómetros), sino 240 veces más alejado (esto es, unos 97 millones de kilómetros). Este valor era aún demasiado pequeño, aunque a fin de cuentas, se aproximaba más al correcto que el anterior.
Por otra parte, en el año 1609, el astrónomo alemán Johannes Kepler abría el camino hacia las determinaciones exactas de las distancias con su descubrimiento que las órbitas de los planetas eran elípticas, no circulares. Por vez primera era posible calcular con precisión órbitas planetarias y, además, trazar un mapa, a escala, del Sistema Solar. Es decir, podían representarse las distancias relativas y las formas de las órbitas de todos los cuerpos conocidos en el Sistema. Esto significaba que si podía determinarse la distancia, en kilómetros, entre dos cuerpos cualesquiera del Sistema, también podrían serlo las otras distancias. Por tanto, la distancia al Sol no precisaba ser calculada de forma directa, como habían intentado hacerlo Aristarco y Wendelin. Se podía conseguir mediante la determinación de la distancia de un cuerpo más próximo, como Marte o Venus, fuera del sistema Tierra-Luna.
En 1673, el método del paralaje dejó de aplicarse exclusivamente a la Luna, cuando el astrónomo francés, de origen italiano, Jean-Dominique Cassini, obtuvo el paralaje de Marte. En el mismo momento en que determinaba la posición de este planeta respecto a las estrellas, el astrónomo francés Jean Richer, en la Guinea francesa, hacía idéntica observación. Combinando ambas informaciones, Cassini determinó el paralaje y calculó la escala del Sistema Solar. Así obtuvo un valor de 136 millones de kilómetros para la distancia del Sol a la Tierra, valor que, como vemos, era, en números redondos, un 7 % menor que el actualmente admitido. Desde entonces se han medido, con creciente exactitud, diversos paralajes en el Sistema Solar. En 1931 se elaboró un vasto proyecto internacional cuyo objeto era el de obtener el paralaje de un pequeño planetoide llamado Eros, que en aquel tiempo estaba más próximo a la Tierra que cualquier otro cuerpo celeste, salvo la Luna. En aquella ocasión, Eros mostraba un gran paralaje, que pudo ser medido con notable precisión, y, con ello, la escala del Sistema Solar se determinó con mayor exactitud de lo que lo había sido hasta entonces. Gracias a estos cálculos, y con ayuda de métodos más exactos aún que los del paralaje, hoy sabemos la distancia que hay del Sol a la Tierra, la cual es de 150.000.000 de kilómetros, distancia que varía más o menos, teniendo en cuenta que la órbita de la Tierra es elíptica, al igual que la del resto de órbitas de todos los planetas de nuestro Sistema Solar
- Brillo: (Magnitud aparente). Venus, Júpiter y Marte (a veces) son más brillantes que las estrellas más brillantes.
- Tamaño: Tienen distintos tamaños aparentes, dependiendo de la distancia a la que se encuentren de la tierra
- Fases: Tienen fases, como se aprecia en estas fotografías de Venus
- Tránsito: Se puede apreciar el tránsito del sol de los planetas interiores. En la imagen, podemos ver a Mercurio.
- Rotación: Su rotación resulta evidente fácilmente. En la imagen: Júpiter
Y estas son sólo las más evidentes. Por cierto, éstos son todas las observaciones que cada uno puede hacer en su propio patio trasero. El Sr. Dubay claramente nunca ha mirado a través de un telescopio instalado y montado. Incluso con un pequeño telescopio se puede observar el detalle suficiente en Júpiter para verlo completar una rotación completa durante una noche (10 horas para una rotación). hay miles de vídeos de aficionados a la astronomía utilizando equipos muy básicos que muestran los detalles suficientes sobre los planetas para poder ver eso.
Etimológicamente, la palabra "planeta" proviene del latín planeta, que a su vez deriva del griego πλανήτης ('planētēs' "vagabundo, errante"). Esto se debe a que en la antigüedad, siguiendo la teoría geocéntrica de Ptolomeo, se creía que en torno a la Tierra, la cual era considerada el centro del cosmos, giraban el Sol y las cinco errantes o los cinco planetas errantes (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno), llamadas así por obstinarse a desobedecer la ley del círculo. Es decir, se les consideraba "errantes" debido a que, aparentemente y a simple vista, no trazaban ningún círculo alrededor de la Tierra, a diferencia del Sol.
Prueba 121: El tamaño aparente de un objeto no es su tamaño real. Con un sextante, sólo se puede medir el diámetro angular de un objeto. No tiene nada que ver con su verdadero tamaño. Las distancias se han medido sobradamente.
Basándose en el diámetro de la Tierra calculado por Eratóstenes, Hiparco de Nicea, aproximadamente 150 años a. de J.C., calculó la distancia Tierra-Luna. Utilizó un método sugerido un siglo antes por Aristarco de Samos, el más osado de los astrónomos griegos, los cuales habían supuesto ya que los eclipses lunares eran debidos a que la Tierra se interponía entre el Sol y la Luna. Aristarco descubrió que la curva de la sombra de la Tierra al cruzar por delante de la Luna indicaba los tamaños relativos de la Tierra y la Luna. A partir de esto, los métodos geométricos ofrecían una forma para calcular la distancia a que se hallaba la Luna, en función del diámetro de la Tierra. Hiparco, repitiendo este trabajo, calculó que la distancia de la Luna a la Tierra era 30 veces el diámetro de ésta. Tomando la cifra de Eratóstenes, o sea, 12.000 km, para el diámetro de la Tierra, esto significa que la Luna debía de hallarse a unos 384.000 km de la Tierra. Este cálculo resultó ser bastante correcto
Aristarco realizó también un heroico intento por determinar la distancia Tierra-Sol. El método geométrico que usó era absolutamente correcto en teoría, pero implicaba la medida de diferencias tan pequeñas en los ángulos que, sin el uso de los instrumentos modernos, resultó ineficaz para proporcionar un valor aceptable. Según esta medición, el Sol se hallaba unas 20 veces más alejado de nosotros que la Luna (cuando, en realidad, lo está unas 400 veces más). En lo tocante al tamaño del Sol, Aristarco dedujo, aunque sus cifras fueron también erróneas- que dicho tamaño debía de ser, por lo menos, unas 7 veces mayor que el de la Tierra, señalando a continuación que era ilógico suponer que el Sol, de tan grandes dimensiones, girase en tomo a nuestra pequeña Tierra, por lo cual decidió, al fin, que nuestro planeta giraba en tomo al Sol.
En 1650 (mucho antes de que existiera la NASA), el astrónomo belga Godefroy Wendelin, repitiendo las observaciones de Aristarco con instrumentos más exactos, llegó a la conclusión que el Sol no se encontraba a una distancia 20 veces superior a la de la Luna (lo cual equivaldría a unos 8 millones de kilómetros), sino 240 veces más alejado (esto es, unos 97 millones de kilómetros). Este valor era aún demasiado pequeño, aunque a fin de cuentas, se aproximaba más al correcto que el anterior.
Kepler |
En 1673, el método del paralaje dejó de aplicarse exclusivamente a la Luna, cuando el astrónomo francés, de origen italiano, Jean-Dominique Cassini, obtuvo el paralaje de Marte. En el mismo momento en que determinaba la posición de este planeta respecto a las estrellas, el astrónomo francés Jean Richer, en la Guinea francesa, hacía idéntica observación. Combinando ambas informaciones, Cassini determinó el paralaje y calculó la escala del Sistema Solar. Así obtuvo un valor de 136 millones de kilómetros para la distancia del Sol a la Tierra, valor que, como vemos, era, en números redondos, un 7 % menor que el actualmente admitido. Desde entonces se han medido, con creciente exactitud, diversos paralajes en el Sistema Solar. En 1931 se elaboró un vasto proyecto internacional cuyo objeto era el de obtener el paralaje de un pequeño planetoide llamado Eros, que en aquel tiempo estaba más próximo a la Tierra que cualquier otro cuerpo celeste, salvo la Luna. En aquella ocasión, Eros mostraba un gran paralaje, que pudo ser medido con notable precisión, y, con ello, la escala del Sistema Solar se determinó con mayor exactitud de lo que lo había sido hasta entonces. Gracias a estos cálculos, y con ayuda de métodos más exactos aún que los del paralaje, hoy sabemos la distancia que hay del Sol a la Tierra, la cual es de 150.000.000 de kilómetros, distancia que varía más o menos, teniendo en cuenta que la órbita de la Tierra es elíptica, al igual que la del resto de órbitas de todos los planetas de nuestro Sistema Solar
Estoy de acuerdo contigo en este asunto, llegue a esa misma conclusión, pero con respecto a algunas pruebas visuales, pues he caído en duda, hay un grupo de información que no poseo y otro que poder ser falsa, pues si hay algo que tiene la internet es eso, creo que el asunto de las estrellas no debería ser tema pues con un telescopio que no se de la NASA se pueden ver, en una noche fría (Para que el calor atmosférico no intervenga en la calidad de la imagen) se pueden ver los planetas, me he leído las 200 pruebas de que la tierra es plana y a simple vista con conocimientos básicos de Física se pueden desmentir, pero hay un grupo que se necesita una información que no es muy accesible (al menos para mí), como las rutas de aviones, bitácoras de navegación, testimonios, videos que pueden ser falsos, lo único que me hace poner en duda la curvatura de la tierra (Que a la conclusión que he llegado o que pienso es que es más grande de lo que se dice) he usado la herramienta para calcular la curvatura que provee Google y vivo en una isla, y hasta donde la densidad atmosférica lo permite, créeme que no veo la curva, la caída debería ser evidente a distancias de más de 20 km.
ResponderBorrarA mí me pasa que al no poder comprobar directamente todo lo referente a este tema, he llegado a pensar cosas que expliquen ese descalabro que veo tenemos sobre las distancias a las que deben verse las cosas según curvatura tierra. He pensado, igual que tú, si es que la tierra es mucho más grande pero no lo puedo aceptar porque se reflejaría en muchas cosas. He pensado que hay lugares de la tierra que están "chafados". No sé lo que pensar. Parece que la atmósfera (refracción) interviene mucho en este fenómeno, pero me dicen que es "poca cosa". Aprendo fórmulas que a veces "funcionan" y según cuando ya no. Creo hasta tal punto que la tierra es una esfera que considero, de momento, que ese horizonte tan nítido que vemos los que vivimos en la costa, es una prueba contundente que la tierra es una esfera. Ojalá pudiera ayudarte confirmándote que la matemática me dice siempre que vivo sobre una bola....
BorrarNo sé a que altura te encuentras, pero el horizonte lo tendrás a unos 20 km si estás a una altura de unos 32 metros. Si imaginamos que tu línea de visión es perfectamente paralela a la tangente de la superficie terrestre, formará un pequeño (MUY pequeño) ángulo respecto de tu línea visual al horizonte.
ResponderBorrarDe acuerdo?
Bien... El horizonte estará siempre a la misma distancia independientemente de la dirección en la que mires, ese ángulo será siempre el mismo. Siempre tendrás que bajar la vista corrigiendo ese ángulo de la misma manera, por lo tanto no deberías ver ninguna diferencia en la "altura" del horizonte, por lo que éste lucirá como una línea recta.
Para poder apreciar una curvatura, deberías ascender mucho; apenas perceptible a unos 30 km (el horizonte lucirá recto a simple vista, pero será detectable con un cuidadoso análisis de una fotografía) y será apreciable aproximadamente a partir de los 50 km de altura. Tengamos en cuenta que eso es aproximadamente cinco veces la altura a la que vuelan los aviones comerciales.
Respecto a los otros puntos, deberías ser más específico respecto de tus dudas. Saludos cordiales.